Este ganso de hasta un metro de longitud tiene la parte superior de su cuerpo de color pardo, el pecho blancuzco. El cuello y la cabeza son negros y presenta una mancha blanca de la garganta a los costados y por atrás de los ojos.
Es común en toda América del Norte y en Siberia Nororiental, sin embargo, en la actualidad ha desaparecido como ave nidificante de las regiones centrales y meridionales de los Estados Unidos de Norteamérica y se retira cada vez más hacia el Norte, empujada por la caza y la invasión.
Cuando migra del Norte al Sur, vuela en bandadas de media docena, de veinte, de treinta o quizá de más individuos. Los encabeza siempre el ave más vieja, a la que siguen volando y formando dos filas desplegadas en largas y estirada “V” sobre el cielo otoñal y se establecen donde abunda el alimento.
Estos gansos son muy ruidosos y se oyen sus sonoros “honk-honk-honk” cuando están a un kilómetro de distancia. Esta especie se caracteriza por la agudeza de sus sentidos, su innata prudencia y la notable astucia que poseen.
Mientras pastan en el campo abierto, los gansos canadienses se rodean de centinelas que les advierten de la proximidad de un oso, de un puma u otro depredador. A la primera señal de alarma, la bandada se refugia en el agua y se reúne en un punto compacto, lejos de la orilla. En caso de que el peligro persista, los machos emiten su reclamo y entonces todos a la vez emprenden el vuelo.
En la época de reproducción, los machos se muestran excitados y batalladores, y se enzarzan con frecuencia en luchas furibundas. Su apareamiento ocurre cuando regresan a su lugar de origen en el norte. Los gansos canadienses tienden a formar pareja de toda la vida, pero antes tienen que acoplarse y para eso pueden pasar semanas meses o hasta un año; ya acoplados no se separan a menos que alguno de los dos muera, solo así el sobreviviente buscara un nuevo compañero.
La pareja de gansos se separa de la parvada y busca un territorio en el que puedan anidar. Construyen su nido en la hierba alta o en matorrales poco alejados del agua y solo en casos excepcionales en los árboles. El nido es construido con hierbas delgadas y otras sustancias vegetales.
Ambos gansos defienden su territorio contra todo el que quiera pasarse, incluyendo otros gansos; sus agresivas llamadas y exhibiciones ayudan para hacer dudar a cualquiera que intente invadirlos, sin necesidad de un combate físico.
El macho es más agresivo; y muy seguido entabla persecuciones a las aves invasoras en el aire.
Mientras el macho hace guardia a corta distancia del nido, la hembra incuba los huevos durante todo el día y noche; de vez en cuando deja el nido para tomar un pequeño descanso en el que aprovecha para alimentarse, beber y asearse, mientras que el macho observa atentamente al nido y a su pareja.
Tras una incubación de 25 a 30 días, salen del cascaron los polluelos, estos son nidífugos ( en cuanto salen del cascaron ya están aptos para salir del nido). Durante la primera semana, ambos padres celosos de sus crías no dudan en iniciar el ataque para defenderlos aunque el eventual enemigo sea humano.
La madre les proporciona cuidados constantes; cuando las crías ya tienen entre dos y tres semanas, los padres ya pueden identificar perfectamente a uno de otro.
Al año de nacidos emprenden la migración como una familia unida pero al poco tiempo de haber llegado a su tierra de origen, los jóvenes dejan a sus padres, pero permanecen en áreas vecinas hasta después de la primera muda de sus plumas y es entonces cuando parten en busca de una pareja y de áreas nuevas, así la tarea de crianza de los padres ha terminado.
La situación de la especie estuvo amenazada, como consecuencia de la depredación que se hizo sobre la misma entre comienzos del siglo XIX y mediados del XX; sin embargo, una serie de leyes conservacionistas y la dedicación de las agencias protectoras de la vida salvaje de Canadá y Estados Unidos, logró revertir la situación, llegando a duplicarse en 1974 la cantidad de individuos que había hacia 1950.
En los últimos años, las poblaciones de gansos canadienses en algunas áreas han crecido sustancialmente, tanto que muchos las consideran plagas por sus excrementos, bacterias en sus excrementos, ruido y comportamiento de confrontación. Este problema se debe en parte a la eliminación de los depredadores naturales y la abundancia de cuerpos de agua seguros y artificiales cerca de las fuentes de alimentos, como los que se encuentran en campos de golf, parques públicos y playas, y en comunidades planificadas.
